La violencia de genero es un tipo de violencia física o psicológica ejercida hacia una persona ya sea por su sexo o género.
¿Como podemos detectar la violencia de genero?
1-Ignora o desprecia tus sentimientos con frecuencia
2-Ridiculiza, insulta o desprecia a las mujeres en general
3-Te humilla o te insulta en privado o en público
4-Amenaza con hacerte daño a ti y a tu familia
5-No te deja trabajar
6-Te controla el dinero y toma las decisiones por ti.
¿Como podemos actuar ante la violencia de genero'
El primer paso que puedes dar es explicar tu situación a otras personas y pedir ayuda(familiares,amistades..)
Si tu pareja te trata mal y utiliza la violencia,no podrás ser feliz.Aunque cueste dar el paso y te de miedo dejarle con el apoyo de tus seres queridos y ayuda profesional lograras quererte a ti misma y romper el círculo del maltrato.
¿Que medidas de prevención debemos tomar?
FUERA DE CASA
1-Lleva siempre teléfono móvil
2-Si has compartido coche con el agresor,cambia las cerraduras
3-Activa siempre el cierre automático de las puertas.
4-Busca un lugar seguro y si puede ser que haya gente al rededor.
DENTRO DE CASA
1-Presta atención a los alrededores de tu hogar.
2-Antes de abrir la puerta asegúrate quien esta llamando.
3-Cambia tus números de teléfonos y solicita a la empresa que no sean registrados en guías.
4-Si estas en tu domicilio ve con un teléfono a una habitación mas segura donde puedas encerrarte y llamar a la policía.
5-Si no te da tiempo a encerrarte ve a una ventana y grita pidiendo auxilio.
¿Y si crees que te va a agredir?
1-Intenta escapar
2-Grita y pide auxilio a otras personas que puedan ayudarte y llamar a la policía.
3-Intenta defenderte
4-Protege las partes más vulnerables de tu cuerpo(cara,cabeza,pecho y vientre)con los brazos y las piernas.
OPINIÓN PERSONAL
Opino que el maltrato a la mujer se ha desarrollado por varios temas,el mas casual son ser los celos.Los hombres podremos llegar a ser todo lo celosos que queramos,estoy de acuerdo,pero de ahí a pegar a una mujer hay un trozo demasiado grande.
Hay hombres que piensan que así van a dominar el mundo,pues llevan mal camino.Su principal objetivo es acabar con la autoestima de la mujer ya que a través de esto le podrá causar graves traumas psicológicos.
Pero no solo a base de golpes,también a base de insultos,amenazas etc...
Creo que hablo en nombre de todos cuando digo que esto acabe ya.
¡¡¡NO ESTAS SOLA,ESTAS CON NOSOTROS!!!
domingo, 29 de noviembre de 2015
martes, 17 de noviembre de 2015
Noticia 9 de Noviembre
DOS HERIDOS EN UN ACCIDENTE DE TRAFICO EN LA AVENIDA DE NAVARRA
El accidente ocurrió hoy día 17 de Noviembre a las 11:30 aproximadamente en la avenida de Navarra y la avenida de Barañain en el barrio de iturrama.
Según ha informado la policía ha provocado retenciones de tráfico en la zona que ha consistido en el choque de dos turismos, y uno de ellos ha tenido que ser sacado por los bomberos del vehículo.
Los conductores fueron transladados al complejo hospitalario de Navarra.
Mi opinión es sencilla: Si has bebido,no conduzcas. Las manos debe de estar en el volante.
El accidente ocurrió hoy día 17 de Noviembre a las 11:30 aproximadamente en la avenida de Navarra y la avenida de Barañain en el barrio de iturrama.
Según ha informado la policía ha provocado retenciones de tráfico en la zona que ha consistido en el choque de dos turismos, y uno de ellos ha tenido que ser sacado por los bomberos del vehículo.
Los conductores fueron transladados al complejo hospitalario de Navarra.
Mi opinión es sencilla: Si has bebido,no conduzcas. Las manos debe de estar en el volante.
domingo, 15 de noviembre de 2015
Señor le regala un anillo a su hija
Todo empieza cuando un habitante de Hong Kong le regala a su hija un anillo de 48,46 millones de dolares.
El diamante es de color azul y con 12,03 quilates subastado por Sotheby's en Ginebra.
Este señor compró el anillo un miércoles por la noche en Suiza y decidió llamarlo "the blue moon of Josephanie",(la luna azul de Josephanie).
Un día antes se gastó 28,5 millones de dolares en otro diamante de color rosa de 16,08 quilates.
No es la primera vez que Joseph Lau ofrece joyaas a su hija.En 2009 le compró otro diamante de 9,5 millones.Lo llamó "Star of Josephanie".
El millonario de 64 años fue condenado en Marzo de 2014 a cinco años y tres meses de prisión por haber corrompido a un ministro de Macao, con la esperanza de comprar terrenos en esta antigua colonia portuguesa bajo tutela china.
Opino que no me parece nada normal haberse gastado "x" cantidad de dinero en ciertas joyas pudiendole comprar cualquier juguete.
En su caso yo hubiera donado un 50% o más de mi dinero a ongs y a gente que lo necesite más que yo.
El diamante es de color azul y con 12,03 quilates subastado por Sotheby's en Ginebra.
Este señor compró el anillo un miércoles por la noche en Suiza y decidió llamarlo "the blue moon of Josephanie",(la luna azul de Josephanie).
Un día antes se gastó 28,5 millones de dolares en otro diamante de color rosa de 16,08 quilates.
No es la primera vez que Joseph Lau ofrece joyaas a su hija.En 2009 le compró otro diamante de 9,5 millones.Lo llamó "Star of Josephanie".
El millonario de 64 años fue condenado en Marzo de 2014 a cinco años y tres meses de prisión por haber corrompido a un ministro de Macao, con la esperanza de comprar terrenos en esta antigua colonia portuguesa bajo tutela china.
Opino que no me parece nada normal haberse gastado "x" cantidad de dinero en ciertas joyas pudiendole comprar cualquier juguete.
En su caso yo hubiera donado un 50% o más de mi dinero a ongs y a gente que lo necesite más que yo.
domingo, 1 de noviembre de 2015
El Terror
El terror es una sensación de miedo muy intensa.El miedo se define como una perturbación muy angustiosa del animo por un riesgo real o imaginario;cuando este supera los controles cerebrales y el sujeto no puede pensar de forma racional,aparece el terror.
El terror puede generar sudoración fría,la parálisis del cuerpo y, en los casos mas extremos, el fallecimiento por paro cardíaco.La clave para dormir el miedo y el terror es el autocontrol. Los psicólogos recomiendan tratar de respirar de forma lenta e intentar poner la mente en blanco.
Por otra parte el terror es un género literario y cinematográfico,que reúne aquellas obras que buscan ocasionar miedo en el receptor.Así nos encontramos,por ejemplo,con los cuentos de terror escritos por autores como Edgar Allan Poe o Stephen King, o con películas de terror como Friday the 13(viernes 13) o también martes 13.
En mi opinión no le temo al terror,bueno sinceramente depende en que ocasión,pero hoy en día pienso que el terror es el miedo que tiene uno mismo en un determinado momento.Pienso que es algo que se te mete en la cabeza y no consigues que salga,pero yo al menos no le temo al miedo ni a la muerte.
A CONTINUACIÓN UNA HISTORIA DE TERROR:
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Lee todo en: Definición de terror - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/terror/#ixzz3qJtxGPCE
El terror puede generar sudoración fría,la parálisis del cuerpo y, en los casos mas extremos, el fallecimiento por paro cardíaco.La clave para dormir el miedo y el terror es el autocontrol. Los psicólogos recomiendan tratar de respirar de forma lenta e intentar poner la mente en blanco.
Por otra parte el terror es un género literario y cinematográfico,que reúne aquellas obras que buscan ocasionar miedo en el receptor.Así nos encontramos,por ejemplo,con los cuentos de terror escritos por autores como Edgar Allan Poe o Stephen King, o con películas de terror como Friday the 13(viernes 13) o también martes 13.
En mi opinión no le temo al terror,bueno sinceramente depende en que ocasión,pero hoy en día pienso que el terror es el miedo que tiene uno mismo en un determinado momento.Pienso que es algo que se te mete en la cabeza y no consigues que salga,pero yo al menos no le temo al miedo ni a la muerte.
A CONTINUACIÓN UNA HISTORIA DE TERROR:
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Esta historia le ocurrió a una chica de unos dieciocho años que, según me confesó, apenas tuvo miedo. Y la admiro, pero yo sé que aquella no fue su única historia. Llamémosla Lorena.
Alguna vez, en la familia de Lorena ya había ocurrido que a sus hermanas les habían acariciado el pelo, la espalda o incluso empujado... La noche en que le ocurrió a Lorena este breve episodio dormía sola. Compartía habitación con su hermana pequeña, pero ella no estaba.
Se abrazó a la almohada, dejándose llevar por el sueño estirada y con el rostro hacia el techo. La almohada estaba agarrada por su brazo izquierdo, y allí permació todo el tiempo.
Cuando ya estaba empezando a dormirse ocurrió:
Un golpe seco debajo de su ombligo y encima de su pubis la despertó de golpe. Casi se levantó pero no lo hizo, tan solo permaneció quieta mirando a su alrededor y analizándolo todo: la almohada no había sido, seguía abrazada a su izquierda... estaba sola, nadie había tenido tiempo de entrar, pegarle y luego salir...
Pensó y recordó otro episodio, cuando un fin de semana se había marchado con unos amigos a celebrar un weekend en una casa de Icona en mitad de una montaña de Ayora. Todos iban a ponerse hasta arriba de tripis, pero ella no lo hizo. Tenía el suyo, pero no lo tomó, simplemente lo guardó.
La casa tenía apenas dos habitaciones: donde se dormía -un amplio cuarto donde había tirado en el suelo un colchón de matrimonio y una litera de madera-, y el salón, donde se pensaban correr la juerga.
Menos una pareja que se marchó a la habitación, el resto permaneció en el salón tomando tripis, fumando porros y bebiendo alcohol. La fiesta no acabaría hasta el día siguiente. Lorena, por algún extraño motivo, no hizo nada de eso, y decidió irse a dormir.
No era cómodo tumbarse allí con aquella pareja que -si bien no estaban haciendo nada- sí buscarían algo de intimidad, pero por algún motivo que ni ella sabía, Lorena decidió tumbarse en una esquina de la litera, con el cuerpo pegado a la madera, los brazos flexionados en dirección hacia su cabeza, sin apenas un sólo hueco por el que alguien pudiera hacer lo que hizo: tocarle el pecho.
No recordaba si era el izquierdo o el derecho cuando me lo contó, pero sí recordaba la sensación de pánico que sintió. Algo había tocado su pecho como si lo amasara, y no había espacio entre sus brazos para conseguir tal hazaña.
También en aquella ocasión, tras sentir un escalofrío en la espalda y notar cómo abría desmesuradamente los ojos por el miedo, analizó la situación. La pareja seguía tumbada en su rincón, y no había nadie más.
Su determinación fue más que sorprendente. Se dijo: si tengo que sufrir alucinaciones, al menos que sea con un tripi en el cuerpo. Curiosamente, el resto de la noche no le ocurrió nada más. Se comió su tripi, bebió alcohol y se rió con el resto de su grupo.
Lee todo en: Definición de terror - Qué es, Significado y Concepto http://definicion.de/terror/#ixzz3qJtxGPCE
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